
Decir Sí a la caridad es decir Sí al 100x1
Guadalupe compartió en la JIA su experiencia como facilitadora de un centro de atención para jóvenes y adultos con condiciones especiales.La Jornada de Inicio de Año, o JIA como la conocemos, es el primer paso del recorrido educativo al que somos invitados en el movimiento Comunión y Liberación. Constituye un momento central donde se nos señalan los aspectos fundamentales que nos ayudarán a vivir la experiencia de la presencia de Cristo en nuestras vidas.
Este año, la JIA llevó por título: "Cristo: nuevo principio de conocimiento y acción". En la ciudad de Mérida, el evento se realizó el 4 de octubre. La presentación del contenido estuvo a cargo de Andrea Marius y fue moderada por José Luis Chacón, e incluyó el siguiente testimonio de Guadalupe:
Paccossi decía en la asamblea virtual de hace dos semanas "pensamos que sabemos qué es la caridad y en verdad, nos cuesta reconocer el verdadero significado de la caridad. Lo confundimos con conceptos muy simples, unidos a preguntas como: ¿Qué vamos a hacer o para quiénes lo vamos a hacer?". Es un poco confuso para mí esta provocación, ya que este tiempo ha sido una respuesta clara de que la caridad no se refleja en personas o acciones específicas. Se me presentó un "llamado" que jamás pensé que me pasaría, es el primer trabajo de mi vida, el primer reto que hizo cambiar en mí, tanto por y para el otro, cuando llegué a la fundación Loto Azul, pensaba que sería una tarea complicada, el atender a jóvenes y adultos con condiciones especiales, no solamente apegándome a la realidad que cada uno manifestaba, sino observando lo más importante que resumía en una pregunta:
Nunca he sido profesora, ni tengo conocimiento concreto de ello, ¿Cómo cambio mi percepción de lo que he aprendido para poder acoplarme a ellos y enseñarles todo lo que he aprendido?.
Por supuesto, siempre tuve el apoyo de Lila y la profesora Iderni a quienes acudía cuando tenía dudas al momento de enseñar algo. Lila se va a España, con temor, pena de gochita pero sobre todo valentía, tomé el riesgo de ser profesora de 5 alumnos con condiciones diferentes, con los que mantuve una relación maravillosa, en muy poco tiempo tomaron confianza conmigo, inclusive, en varias ocasiones me contaron situaciones de sus hogares que recordaban. Debo resaltar, que esto aunque parezca algo sencillo, es impactante de personas con memoria a corto plazo, dificultad para hablar y síndrome de down, por ejemplo, Francisco, a quien le enseñé una tarjeta con una imagen de un papá para enseñarle la pronunciación, se quedó observando me miró y me dijo "papá, murió". Estuve paralizada unos segundos, ya que me habían explicado la importancia de tratar sin presión alguna, que cada uno expresara sus emociones, aunque esto me hizo un nudo en la garganta me llenó de emoción, porque sin buscarlo u obligarlos, logré que manifestaran y exteriorizaran lo que sentían o sintieron.
Cada día, aunque suene monótono, sí era completamente diferente al anterior, algunos días estaban con las energías al 100% y otros días bravos sin querer hablarme, aún así, no era un impedimento para mí y tampoco eso ocasionaba el deseo de irme, incluso esto, me motivaba a comprender, adaptarme y aceptar que debo estar con los brazos abiertos a la necesidad de cada uno, valorando lo que tienen y como son, sin mirar con lástima, en su lugar con la atención al otro y con cariño, no solo viendo el rostro de Cristo en ellos, sino también, mirándolos como los miraría Cristo, con ganas de ser compañía para ellos. Creí que hasta ese entonces, estaba ahí, solo para suplir a Lila mientras estaba de viaje, fue una sorpresa cuando empezó el mes de septiembre y me escriben para volver a dar clases a los muchachos, esto solo me hizo entender y comprender con claridad que esto es la misión: llevar el amor que nos ha alcanzado, que no se trataba de estar "a la altura" sino en ser mendigo de su amor, que a través del amor de Cristo que penetra en mí, lo irradio al otro. Ese era y es el lugar donde Cristo me atrajo, gracias a este encuentro con ellos a través de Lila, originó en mi una formación en primera persona, asimilando y aceptando que cada día aprendo más de ellos, es todo un reto, una locura positiva que no termino de entender, como le puedo estar enseñando algo todos los días a personas que quizás tienen el doble o el triple de mi edad, pero repito, ¡que desproporcional como soy yo quién aprende más de su humanidad, me enseñan más de lo que yo podría enseñarles!
No pretendo educarlos desde una posición de superioridad, sino que acepto la valiosa lección de aprender junto a ellos. Aún permanezco con la duda constante de manera positiva, cómo es que Dios me hace ese llamado sabiendo que no tengo una preparación profesional exactamente, pero que gracia haber dicho "Sí", como dijo Paccossi, si yo he recibido tanto entonces porque no lo puedo dar, ese es el 100x1 y no es que uno espere una recompensa, sino esa mirada piadosa de Dios que nos da todo, es lo que me basta.