La compañía de una comunidad

Las vacaciones fueron el espacio donde muchos asumieron la responsabilidad de compartir sus experiencias. Diego nos brindó un testimonio que da cuenta de su crecimiento dentro de esta comunidad.
Diego Ricón

Hola, ¿cómo están? mi nombre es Diego, para los que no me conocen, y les voy a leer algo que preparé hace tiempo.

Es un escrito donde más o menos expreso mi experiencia en el movimiento. En lo que llevo de vida, desde que tengo uso de razón, el movimiento ha estado presente en mi vida. Crecer en el movimiento ha sido una gran aventura. En un principio fue diversión, juegos y luego darme cuenta de que en medio de esa diversión y juegos se encontraba Dios guiando mis pasos y mi camino.

Durante este tiempo he tenido el apoyo y cariño de muchas personas, entre ellas Bernando y Javier, a quienes considero un ejemplo a seguir, para mí ellos son unos buenos amigos, su alegría y buena disposición me han hecho sentir que pertenezco y que soy parte de una gran familia que solo agradece y vive la presencia de Cristo en cada uno de los pequeños detalles.

A lo largo de estos años, y a medida que crezco, me doy cuenta de lo importante que es y ha sido la compañía de cada uno de ustedes. Todos saben que por diversas razones mi mamá no vive conmigo, pero a pesar de eso, e incluso en aquellos momentos en los que me siento solo y algo perdido, recuerdo que tengo un gran apoyo y que Dios nunca me deja solo porque tengo buenas personas presentes en mi camino. El movimiento tiene muchos gestos, pero a mí el que más me conmueve es la caritativa; ahora que estoy un poco más grande he comprendido que esas dos o tres horas que pasamos y compartimos con los abuelitos entre juegos, canciones, risas y bailes, veo como el rostro de tristeza que tiene cada uno de ellos, cambia totalmente al nosotros ir y compartir con ellos. Cuando mi abuela dice, mañana es la caritativa, hay algo por dentro que me mueve y yo, sin que ella me diga "Vamos Diego", yo voy, y es porque he entendido que yo no estoy dándole a ellos nada, sino que con su alegría y con sus vivencias me enseñan que en cada uno de ellos está presente Dios y que debo ser agradecido por cada detalle que tengo en mi vida y valorar y cuidar a las personas que tengo a mi alrededor. Por eso quiero agradecerles a todos ustedes por formar parte de mi vida, y a mi abuela por incluirme y llevarme desde pequeñito al movimiento.