Tarde de cantos. Cantamos para ayudarnos a caminar.
Preparar los cantos es una parte fundamental de los gestos de CL, Virginia nos cuenta cómo se vive esa experiencia y lo que significa en su camino.Preparar la tarde de cantos fue una bonita experiencia. Reunirnos para seleccionar los cantos, compartir con Bernardo y Argenis, que ya tienen bastante camino recorrido en el movimiento y conocen muy bien los cantos, siempre es gratificante por su experiencia y los cuentos que nos echan a Yoel, Daniel y a mí.
Para esos días, estaba pasando una situación un poco complicada, tenía muchos sentimientos encontrados y en algunos momentos tenía la mente en otro lado... Seleccionamos los cantos y con cada canto, desde mi perspectiva, me identificaba, sentía que me hablaba.
Llega el día de ensayar y habíamos quedado en reunirnos en el salón del coro. Yo ya llevaba la mañana un poco golpeada por lo que estaba viviendo, pero manteniéndome firme. A la hora de ensayar, nos reunimos y hacemos algunos de los cantos, Argenis se retira y quedamos Yoel y yo en el salón, en eso me dice para hacer "Despiértame" de Claudia Álvarez, y bueno, empezamos a cantar y voy leyendo la letra y me sentía identificada, sentía que me estaba haciendo un reclamo a mi misma y en cierto momento entra un compañero del coro y ahí es cuando me quiebro, ya la letra me había penetrado profundamente y sentía que no podía seguirla cantando.
Empiezo a llorar y Yoel me pregunta que si lo dejamos hasta ahí, José Ramón, el chico del coro, me abraza y me consuela y bueno, hasta ahí quedó el ensayo, hasta que llegó Julia y continuamos con lo que faltaba montar.
Llega el día del gesto, la tarde de cantos por el aniversario de la muerte Don Gius. Estaba un poco nerviosa por los cantos, por si todo iba a salir bien, quiénes irían, si llegarían todos los de la comunidad y si lograría cantar Despiértame sin volverme a quebrar.
Empieza el gesto con una introducción hecha por Bernardo, siempre pulcro en lo que dice y como cada palabra te hace recordar el porqué de las cosas. Cada canción tenía su introducción, empezamos a hacer el orden que habíamos asignado y ya casi finalizando me doy cuenta de que nos habíamos saltado la 6ta canción, Despiértame, y yo en mi mente "¿será que la sacamos? No, mejor vamos a hacerla y salir de eso". Yoel me mira con cara de "¿si puedes?" Y asiento con mi cabeza en señal de que si puedo.
Al empezar a cantar la canción voy prestando atención a la letra y empiezo la 2da estrofa, ya había pasado el lugar en donde me quebraba, objetivo superado, sigo leyendo la letra y me percato de que ahí estaba la respuesta, "Tú conoces mis deseos, Tú conoces mi cansancio, Tú sabes muy bien quien soy", yo reaccioné y me dí cuenta de que la compañía y la amistad que tengo con el movimiento y que el camino que he recorrido hasta ahora es lo que me mantiene viva.
"Todavía estoy despierta y me quiero asegurar que si algún día me duermo me vendrás a despertar", era ese el momento en el que me dije "no estás sola, es Él el que te mantiene firme, no hay nada que temer, todo estará mejor". Terminé cantando la canción con una emoción en el corazón que si lloraba iba a ser de felicidad. Terminamos el gesto y todos estaban contentos y felices por la experiencia vivida, cada canto marcó a cada uno de los que estaban presentes.
Descubrir que somos frágiles no es algo común, es algo que se da gracias al camino que estamos haciendo en la Escuela, con los textos que leemos y a la compañía que tenemos. Agradezco cada vez por la música y por lo que ella genera en mí, cómo me mueve y me hace comprender mejor lo que vivo. Agradezco que gracias a ella conocí al movimiento y que cada vez me hace llegar más lejos, conocerme mejor y descubrir que la amistad es lo más grande que tenemos.
Bernardo nos compartió una frase de Don Giuss, que para mí es muy justa para el momento, en la que decía "¡Es una tarea sobre todo vuestra, que tenéis esta vocación, esto de redespertar el corazón humano de vuestros compañeros! Y el instrumento para redespertar el corazón, el instrumento principal es el canto. Este es un ejemplo de la incidencia de la fe sobre la vida terrena del individuo, de la familia y del pueblo" (L Giussani. Si può (veramente?!) vivere cosí?, Rizzoli, Milano 1996).
Virginia Dávila