Captura de pantalla del encuentro "La caridad construye para siempre"

LA CARIDAD CONSTRUYE PARA SIEMPRE

Durante los últimos años los miembros de CL Estados Unidos han hecho caritativa realizando envíos de productos de primera necesidad a Venezuela, donde es difícil conseguirlos ¿Qué los mueve a realizar este gesto y cómo lo reciben los Venezolanos?

Durante los últimos años, algunos de los miembros de CL en Estados Unidos se han organizado para comprar, empaquetar y enviar a Venezuela productos de aseo de primera necesidad que son costosos o escasos en nuestro país.

Para muchos en Venezuela este ha sido un gesto que desborda la preferencia y que ha ayudado a muchos a tener una vida más digna.

Con esto en mente, Lila, responsable de la comunidad de CL de Mérida, en la pasada Asamblea de Responsables del movimiento en Venezuela, puso en común una pregunta que le surgía con cada envío de nuestros amigos en USA: ¿Por qué estas personas se toman el tiempo y gastan el dinero para ayudarnos?

A partir de esa provocación, educativa para ambas comunidades, el 1 de octubre de este año se realizó una actividad especial entre miembros de CL de Estados Unidos y Venezuela, llamada: La caridad construye para siempre.

El encuentro comenzó con una respuesta clara de Enrico, que en nombre de la comunidad en USA nos dijo:

«El punto de partida es que hay una necesidad. Esto está muy claro para nosotros en los Estados Unidos. Ustedes en Venezuela luchan cada día para encontrar la manera de conseguir productos básicos que son esenciales.»

A lo que agregó testimonios como el de Thomas de California:

«Cualquier cosa que pueda hacer para ayudar, hazla. Así es como me han tratado. Así es como vivimos.»

o el de Rachel, en Tennessee

«Para mí, es sencillo: Nuestro Señor dice que demos; tengo todo lo que necesito; puedo ir fácilmente a una tienda y comprar lo que necesito. Lo doy por sentado, y es bueno que recuerde que no todo el mundo puede comprar fácilmente los productos básicos de higiene. Necesito recordar que no debo no dar por sentada esta vida fácil y la abundancia que tengo. Lo tengo todo simplemente porque nací en Estados Unidos en el seno de una familia ordinaria de clase media, no porque haya hecho nada especial para merecer la abundancia. El hecho de recibir este regalo implica la responsabilidad de compartirlo.»

Esta también fue ocasión para que los Venezolanos pudiéramos dar testimonio de cómo este acto de caridad impacta en nuestro día a día y lo que significa para nosotros y quienes nos rodean, como nos contó Gladys, de Caracas:

«Recuerdo muy bien cuando recibí el primer regalo de productos de higiene, ver esos
envases y oler aromas que en mucho tiempo no sentía, un asombro total. Al principio pensé que este gesto era solamente por una ocasión y probablemente no volvería suceder, luego veo que esta caritativa de ustedes, amigos sin rostros, ha continuado y muestra una clara evidencia que dentro de esto existe Alguien más grande que traspasa tiempo y distancia, que el amor de Dios los traspasa a ustedes y llega hasta nosotros de forma real. Estos insumos no solo me ayudan a mí, sino que llegan hasta mis hermanos, sobrinos y hasta sobrinas-nietas. Cuando yo comparto con ellos lo que recibo de ustedes, su asombro y agradecimiento se multiplican en mi corazón. No puedo más que orar por ustedes para que el Señor continúe haciendo su obra en ustedes. Muchas gracias amigos. Un abrazo»

Glenda, del Tocuyo, también tuvo la seriedad para contar cómo se vive en su familia la llegada de los envíos de USA:

“Cómo no agradecer el apoyo y ayuda que estos amigos que sin conocernos están tan atentos a mi familia. Recuerdo que cuando nos llegaron los productos de higienes por primera vez a nuestras manos, mi hija en ese momento contaba con 12 años y se comenzaba a desarrollar, estábamos con el problema de la escasez tanto de comida como de artículos de higiene (papel, jabón, crema dental, champú y sobre todo las toallas sanitarias).

En aquel momento mi esposo me dijo: ¿Y ahora qué hacemos? Yo le respondí: no nos queda más remedio que hacer la cola para conseguir las toallas sanitarias a nuestra hija, no importa donde las estén vendiendo.

De pronto, llegan a la casa las amigas Lucy y Johana con una bolsa de productos y me dicen: estos nos los mandan unos amigos desde muy lejos. Entonces llamo a mi esposo y mis hijos para que vean lo que nos han regalado. Ver la alegría con que mis hijos abrían la bolsa y sacaban cada producto que venía y la sorpresa más grande: toallas sanitarias y no cualquier toalla, sino las mejores, la que mi hija se merece. Entonces mi esposo me mira y me dice que grande es Dios, nunca nos ha abandonado.

Para cerrar el encuentro Alejandro, de la comunidad de Caracas, compartió con todos las siguientes palabras:

«Vivir así, con la gratitud que hemos escuchado de todos, con la consciencia de que es Otro el que actúa en la historia, podemos continuar un camino en el cual no se nos ahorra nada y esta es una tarea educativa, porque con todo lo que nos toca vivir en la realidad, haciendo este camino, siguiendo una propuesta que nos abre la razón, podemos también hacer propuestas más inteligentes.

Mañana podemos cambiar la forma que estamos usando, podemos cambiar los productos, pero esta amistad, estos rostros y esta gratitud serán para siempre, porque no dependen de nosotros.»