Desde las catacumbas venezolanas: Un Sí, la Amistad y el Canto

Amigos de la comunidad de Venezuela cuentan la experiencia de organizar juntos un concierto por WhatsApp durante el día de Pascua
Leonardo Marius

Le he pedido a algunos amigos de la comunidad de Venezuela que cuenten la experiencia de organizar juntos el concierto por WhatsApp que realizamos el día de Pascua.

Vivir desde las catacumbas venezolanas y reconocer cómo el Sí a Cristo, la Amistad y el Canto son la Victoria frente a todo límite y poder, no creo que sean cosas menores y mucho menos para conservarlas solo entre nosotros.

Todo surgió al proponer a unos amigos ciertos cantos para que los escucharan y ante la necesidad de pensar formas de conectarnos mejor entre los de la comunidad, en un país casi sin luz, gasolina o Internet, entre otras cuantas cosas, pero donde sobreabunda el deseo, la libertad y una amistad que no nace de nuestra capacidad y que se expresa desde la belleza del canto.



Nos cuenta Virginia, una de las cantantes desde Mérida:

Esta iniciativa encendió en mí algo que estaba apagándose. Hacer música con mis amigos del movimiento es lo más bonito que puede pasar en cada encuentro, pero ¿cómo lo íbamos a lograr? Yo vivo en Mérida y los demás en Caracas y en el Tocuyo, ¿cómo hacer esto posible?

Al momento de cantar las canciones, intentaba comprender lo que cada una de sus letras quería expresar, cada vez el sentimiento hacia esa canción y su interpretación se hacía más patente en mí, en mi día a día, veía cómo en cada una de ellas había Algo que se hacía presente en mi vida y que me recordaba el porqué de este gesto. Enviar un canto a aquél que está sólo en su casa, viviendo esta cuarentena con las condiciones que le tocó vivir, en fin, todos tenemos la gracia de tenerLe presente y que con este gesto iba a estar más presente, y que a pesar del distanciamiento social y de tener casi un mes sin vernos esta iba a ser la forma de acercarnos un poco más. Siento que somos instrumentos para poder ser presencia ante cada una de las personas que vivieron el concierto digital. Es una experiencia inigualable y que solo Él puede permitirnos vivir de una manera tan excepcional.

Ahora Mariana, una de las cantantes del CLU desde El Tocuyo:

En lo personal, esta iniciativa fue un reto, como siempre, que este camino puso en medio de una situación de salud y emocional por la que atravesaba. En mi vida pensé que cantaría de nuevo. De pronto, me encuentro con estos amigos y esta necesidad de hacer todo perfecto y de que cada persona pueda ver las cosas como, en algún momento, el movimiento me ha ayudado a verlas.

Cantar nunca había tenido tanto valor y sentido para mí como ahora. Cada letra de cada canción comenzaba a tener un significado para mí, más allá del que estaba planteado. “Aconteceu” fue mi sorpresa, no pensé que la canción que había propuesto la cantaría yo… y eso me hizo reír de los nervios y llorar por darme cuenta de que cada canción que ha pasado por mis manos y mi voz desde que comenzó este recorrido, han sido una expresión de amor y consuelo de Alguien que pensé estaba dormido. Alguien que buscaba perdida en mis sueños y que se muestra con cada paso que doy. La Belleza de este Misterio me encuentra y me abraza cuando menos lo espero. Algunas veces a través de rostros concretos que siempre me animan a ver la realidad con una perspectiva más amplia.

El genio de la modalidad y guía del concierto: Rafael del CLU de Caracas:

He participado en muchos gestos como parte de la organización con un gusto enorme. De esta forma he aprendido la importancia de los detalles, que el encuentro no es una cosa para tomarse a la ligera y que para servirlo a Él tienes que tener humildad, la mente abierta y una vista atenta.

Tengo que admitir que muchas veces participo de forma automática, pero logro entender que digo Sí porque intuyo que hay algo que me dice que valdrá la pena, que a otros les sirve y que eso lo vale. Así me sentí con el concierto que hicimos por WhatsApp.

Mientras vivíamos las primeras semanas de cuarentena, ahora pienso que todo pasó muy rápido, concretamos todo. Para mí era resolver un problema, probar algo, mantenerme activo. Y lo fue hasta que mandamos la última canción, cuando terminó me liberé. "Ya lo hicimos mano, ya lo hicimos" fue la nota de voz que le mandé a Carlos. Fue un momento de mucha ansiedad, fallaba el internet, muchos de nuestros amigos no podían conectarse a la hora indicada porque no tenían señal telefónica o servicio eléctrico, pero queríamos que quedará bello, que tuviera sentido, que la gente lo disfrutara.

Después de unos minutos (de culminar el concierto) me llegó una nota de una señora de Argentina que no conozco, me agradecía por el gesto. Fue conmovedora esa grabación de apenas unos segundos. Alicia me contaba de su aislamiento en un apartamento de una sola habitación y cómo con el concierto ese lugar se le hacía infinito. Unos minutos después me llegó la nota de voz de una amiga venezolana que se fue a Chile. Desde que emigró hemos hablado poco, pero me mandó un voice llorando, agradeciéndome por el gesto, porque cuando comenzó a escuchar esperó que estuviera una de sus canciones favoritas y cuando apareció se sintió acompañada mientras vive la realidad áspera de los inmigrantes. Comencé a llorar escuchándola.

Otra vez Dios me ha demostrado que mis planes, mis soluciones, mi operatividad no son capaces de comprender su totalidad. Una amiga de NY me contó justo hoy cómo el concierto la hacía darse cuenta lo alejada que estaba de Dios y que quería correr a abrazarlo. Yo estoy demasiado claro que no puedo lograr que alguien vea eso, ni que yo lo planee mil años, es Él que te traspasa, que cuando medio asomas la cabeza por la muralla te enseña algo que te hace querer ir a abrazarlo.

Espero poder decir más veces SÍ e ir confiando que Él estará ahí y aunque yo esté como un topo el obrará de nuevo.

Y para concluir, Francisco, quien editó y ecualizó las canciones de Caracas:

Cuando algunos amigos propusieron esta modalidad extraña de un concierto digital, porque "no queremos perder la alegría de cantar juntos", me parecía muy correspondiente conmigo, que no quiero limitarme a sobrevivir, quiero que la vida sea bonita, ordenar lo que soy y mi talento en función de algo más grande que mis ideas.

En todo el proceso me ví sorprendido por la transformación en nosotros, que nos hace dar gratuitamente nuestro tiempo y nuestro talento, creo que esta disponibilidad alegre en nosotros es signo de Él y los frutos de nuestro Sí son para su gloria.

En los últimos años a través de formas inesperadas, el misterio me ha sacado poco a poco de mi imagen, y me ha mostrado dimensiones de mí que se revelan solo diciéndole Sí a las cosas que reconozco son

suyas, si debo acompañar, acompaño, si debo escribir, escribo... Y haciendo estas cosas me sacude porque experimento una plenitud más densa. Quiero encontrar en todo lo que hago la alegría de darme así, sintiéndome que aporto para algo bello donde no hay manera de no reconocer al Misterio.

Decía Julián de la Morena: Porque el canto, como ayuda a mostrar la verdad de los hombres muestra que la última palabra no la tienen las circunstancias, la tiene lo positivo que ha irrumpido en la historia. El canto es esto: es la victoria de lo positivo.

No cabe duda que lo dicho por Julián de la Morena hace unos meses entre nosotros: Lo que necesita Venezuela, más que cualquier otra cosa, es una comunidad cristiana viva y alegre, lo vemos en esta hora nada fácil; es como esa flor hermosa del desierto casi imperceptible, pero que el poder de su belleza es infinito.