Bernardo Moncada

Bernardo Moncada: "He percibido a Cristo actuando por medio de lo real"- JIA 2019

La fe es una gracia, un don que recibimos, no como un rayo mágico, sino por los hechos concretos de una Presencia extraordinaria ante la cual, finalmente, la razón se rinde y juzga; hace experiencia
Bernardo Moncada

Desde principio de 2019, mi salud comenzó a complicarse. Lo que era una hiperplasia crónica se agudizó causando muchas molestias. Me resistía a visitar un especialista por temor a confirmarlo, pero en mayo, después de una conferencia, la crisis se me manifestó con fiebres y malestares que me obligaron a hacerlo, constatando una fuerte prostatitis con alto riesgo de falla renal.

Mis temores se confirmaron, la posibilidad de una cirugía se hizo inminente, implicando además altos gastos en dólares, que el seguro empobrecido de un universitario no puede cubrir.

Después de sopesar las opciones visité el hospital público de mi ciudad y decidí arriesgarme y confiar en sus médicos y sus cuidados, a pesar de las habladurías que exageraban su mal estado. Comenzó el calvario de exámenes y búsqueda de insumos médicos que parecía tarea imposible en Venezuela, pero en este calvario y estos temores, para mí inevitables, la pertenencia y el trabajo de Escuela de Comunidad que parecía hablar de mi situación concreta me permitieron vivir la circunstancia de manera diferente, aunque esa circunstancia fuera de dolores e incertidumbre. En lo específico recibí tres grandes apoyos: mi familia, mi oración, y los amigos de mi comunidad y de todo el Movimiento.

Jornada de Inicio de Año 2019

La respuesta a esta manera de vivir la enfermedad vino inmediatamente: me fueron dados recursos que me permitieron adquirir los insumos, incluyendo el instrumento con el que me operarían; providencialmente fui admitido a cirugía con prontitud (hay pacientes que deben esperar hasta diez meses dadas las dificultades del centro de salud). Fue tal la respuesta del personal de urología que, cuando de manera inesperada se presentó la opción de ingresar al llamado Pabellón Militar, donde se me ofrecía mejor privacidad y otras facilidades, los residentes no lo permitieron, asegurándome: “Usted es nuestro paciente y verá lo pronto que será atendido y lo bien tratado que se va a sentir”.

Como si fuera poco, los exámenes urológicos inmediatos antes de ir a quirófano dieron resultados totalmente normales, los valores todos habían bajado. “Esto es imposible, puede contarlo como un milagro”, me dijeron los doctores. Sin embargo, estando lista la cirugía y como prevención, se decidió ir adelante. Entré al quirófano sonriendo y sonriendo salí, dispuesto a hacer una diferencia en el ambiente de la habitación donde estuve hospitalizado. El instrumento quirúrgico que pude adquirir sirvió para intervenir luego a muchos de los enfermos que esperaban por él.

¿Cómo no hacer un juicio sobre todos estos hechos? Todavía estoy asombrado por lo que recibí, he percibido a Cristo actuando por medio de lo real, por duro que parezca, y la Jornada de Inicio ha sido como si Su Presencia me hablase de nuevo. Soy este asombro que me constituye y me hace amar la realidad y buscar su significado, en la forma que venga.

Bernardo Moncada, Mérida
CABUDARE - 2 DE NOVIEMBRE DE 2019