Encuentro con una Fraternidad de Madrid: “lo que le pasa a uno se convierte en camino para todos”

El sábado 20 de febrero, llevamos a cabo un encuentro entre miembros de una Fraternidad de Madrid y Venezuela, a través de la plataforma Zoom, donde reafirmamos que “la Fraternidad es una ventana que nos abre al mundo”
Sabrina y María Andreína

Motivados por el trabajo que se ha hecho en Escuela de Comunidad en las últimas semanas, y movidos por todo lo que ha sucedido en el último año, que cada vez suscita más preguntas y sacude las certezas, nos plantearon la idea de hacer un encuentro para los que pertenecen a la Fraternidad, con un grupo de amigos de Madrid que viven esta experiencia de forma intensa, de manera de poder ir más a fondo en lo que hemos conversado en Escuela.

Don Giussani, fundador del carisma, reconoció en la Fraternidad una de las venas de la gran morada que es la Iglesia. La morada, es el lugar donde uno aprende a ver en el tiempo y en el espacio el Misterio de Cristo, a ver en la cara de otro Su Rostro.

“En esta morada se coagula la compañía, la comunidad, la caridad, en una dimensión cercana y cotidiana”. Con esto, Portu, iniciaba el encuentro acompañado con buena parte de su grupo de Fraternidad, y en el que participaron personas de varias ciudades del país.

Manu afirmaba que su relación con Cristo depende de que esté con estas personas: “el grupo de Fraternidad es un lugar de pertenencia real y de obediencia”. Así manifestaba cómo su adhesión a la Fraternidad le ha ayudado a seguir el camino encontrado, viviendo el movimiento en compañía.



Además, habló sobre la diferencia entre un grupo de amigos y la Fraternidad: “hay una objetividad porque sé quién es el otro para mí. La relación no depende del sentimiento sino de la relación de Cristo que pasa a través de estas personas… Eso para mí es una apertura alucinante”.

Charly narraba un momento difícil de su vida, en el cual la tentación era esconderse, no querer estar con nadie, pero la presencia de los amigos le hizo entender que la Fraternidad no le pide nada en particular; no es un problema de lo que se es capaz de hacer, sino de estar… es la disponibilidad al Señor.

Simone y Chiara, pareja italiana que vive en Madrid, decidieron quedarse en España en lugar de volver a Italia gracias a la amistad y relación de familiaridad con la que viven el grupo de Fraternidad. Gracias a esta compañía han podido vivir momentos de dolor y sacrificio. Han podido acoger dentro de su familia a niños en situación de abandono gracias a esta amistad. Como decía Chiara: "No los acogimos solo nosotros, sino nuestra fraternidad... yo sola no podría". Ellos, que venían de haber compartido con otro grupo de Fraternidad en Italia, decían que, “aunque cambien los rostros, Él seguirá siempre como atractivo… Lo que nos constituye siempre es Cristo presente”.

Por su parte, Esperanza, expresaba que conoció el Movimiento cuando estaba en la universidad y que para ella era evidente decir “esto es por lo que merece la pena dar toda la vida… no me concibo sin ser parte de la Fraternidad”.

Portu y Ana

En este punto de la conversación, Giampiero lanzaba las preguntas: “¿Cómo se llega a comprender que has sido elegido dentro de una Fraternidad concreta? ¿Cómo se comprende que el capilar último del designio de Dios está ahí?"; Henry, también se sumaba con la pregunta: "¿Cómo contribuye la fraternidad a agrandar ese primer anillo que es mi familia?"; Marianela, buscaba respuesta a la interrogante: "¿Qué hacer para conformar una fraternidad como la de Madrid?”; y, finalmente, Vanessa por su parte decía que reconocer al otro como algo definitivo le daba miedo, por consiguiente, "¿cómo se vive esta definitividad?".

Portu lo resumía en cuatro puntos, como una propuesta metodológica que les ha funcionado en su Fraternidad:

1. Regla y forma: saber coagular el amor infinito por la libertad de Cristo, con la claridad, la seriedad y el rigor de la propuesta.
2. Todos construyen: desde la intervención más trabajada hasta el silencio más profundo.
3. La Fraternidad debe ser guiada.
4. Quienes pertenecen a la Fraternidad (y al Movimiento) deben estar dispuestos a la apertura.

Recordaron, además, que “el Señor ha puesto a cada uno en el lugar que le corresponde estar, y que todo lo que ocurre es una ocasión para verificarlo y para custodiar lo que se tiene en el corazón… solo hay que pedir a Dios poderlo encontrar en los elegidos por Él”.