Lo que mueve nuestra humanidad: Asamblea Escuela de Comunidad, septiembre 2020
El sábado 19 de septiembre, realizamos la Asamblea Escuela de Comunidad. En un ambiente que pareciera ser de incertidumbre y desgracia, se revela la presencia de Él a través de amigos que nos recuerdan lo verdaderamente importanteMirando este tiempo de vacaciones tan particular, donde hemos estado confinados y en medio de una profunda crisis, pero a la vez, disfrutando de momentos especiales como el Meeting de Rímini y el gesto de Vacaciones online, ¿qué ha acontecido con tal fuerza para mover nuestra humanidad?
¿Qué ha prevalecido en nuestra experiencia? Carrón en el capítulo 4 de Escuela nos recuerda que muchas veces damos por descontado el origen de nuestro rostro, de nuestra humanidad, es decir, el acontecimiento. “Debido a una extraña y profunda debilidad, y a la vez a una presunción a la que cede el hombre, es decir, cada uno de nosotros, se separa de lo que le permite vivir, lo da por descontado –que es una forma de negarlo– y se afirma a sí mismo. Se centra en sí mismo y «pone su atención y su deseo en aspectos particulares y limitados”. Miramos la realidad y parece que el acontecimiento, la fe, termina siendo un método frágil para cambiarlo todo.
Solo una presencia ahora puede cambiar y fecundar la vida. Nos interpela Carrón en el capítulo 5 sobre lo radical de vivir la relación con el Padre: Jesús vivió sobre la tierra como cualquiera de nosotros. “Como verdadero hombre tuvo que ocuparse de cosas concretas, finitas, fugaces, padeció pruebas y sufrimientos hasta llegar al extremo de la Cruz. ¿Qué le permitió no sucumbir a la parcialidad, al nihilismo o a la desesperación ante la prueba suprema? ¿Cómo nos ayuda Cristo a no ser arrollados por la parcialidad de las cosas y de las situaciones, por la angustia de nuestros intentos de autoafirmación, por el vacío de sentido, por la desesperación?”.
CUANDO LA REALIDAD SE VUELVE IMPLACABLE DESAFÍA LA CONSISTENCIA DE NUESTRA ESPERANZA
María Ramírez – El Tocuyo
¿Cómo hemos vivido intensamente lo real?
¡Hola amigos! Ante la pregunta surgió en mí un remover de experiencias intensas vividas antes, durante y después del tratamiento de radio y quimioterapia de mi mamá.
Una cruda realidad que movió la burbuja de mi vida y me sacó de ella. Ante esta realidad, lo primero fue rebelarme y preguntar: ¿por qué a mi mamá? ¿Por qué a mí? Sentí que Dios esperaba algo y no era que me paralizara, al contrario, me tocó accionar, salir, compartir mi realidad y pedir la compañía de amigos que salieron a mi encuentro; el mismo Cristo. De allí la esperanza, la posibilidad de lograr obtener la totalidad del dinero para el tratamiento, algo que me parecía inalcanzable como lo expresó Carrón en el Meeting: "cuando la realidad se vuelve implacable, desafía la consistencia de nuestra esperanza", empieza mi punto de partida, un camino incierto, difícil, pero tenía que enfrentarlo, y ahora lo hacía con la certeza de su Presencia que se dejaba ver en cada detalle grande o pequeño. Un camino donde la persona que me acompañó (que también era signo de su amor) expresaba: “¿qué sucedió en ti? Yo vine a acompañarte porque pensaba que estabas derrotada por lo que te había tocado afrontar, pero me encuentro con alguien diferente, confiado”. Pues sí, su Presencia a diario, en la sonrisa de alguien, en el lugar donde nos tocó vivir, en los mensajes de los amigos preguntando por mi mamá, la fortaleza con que mi mamá afrontó su tratamiento, que sabemos es fuerte; esa actitud de alegría y esperanza me hacían ver su Presencia, me permitía levantarme cada día diciendo: “gracias porque sé que estás aquí”. Eso me permitía seguir, conseguir el transporte y los medicamentos, todo era signo de su Presencia.
Claro que no todo fue un paraíso, pero cuando llegó la dificultad no me aplastó, al contrario, la certeza de que Él estaba allí me permitía seguir. Este camino lo he venido recorriendo con ustedes, me ha ayudado a reconocerlo, a fiarme de Él, a percibirlo en cosas concretas y a vivirlo de manera que reconozco que no es por mis propias fuerzas que lograré las cosas sino con su Presencia. Gracias amigos por sus enseñanzas y por todo el apoyo brindado.
EL PROBLEMA ES DE ATENCIÓN… SEGUIR EL ACONTECIMIENTO
Álida - Mérida
"Una nueva amistad"
Conocí a la señora María por las inmediaciones de mi residencia, es indigente en situación de calle y siempre está acompañada de su perrito Salserín; estaba pidiendo café y comida, tanto para ella como para su compañerito. Su mirada era de angustia y desesperación porque tenía frío y no habían comido a eso de las 4:00 p. m.; decidí desde entonces compartir mi desayuno con ellos, llevándoles cada vez que pasaba por el Instituto del Seguro Social, el sitio donde ella duerme.
Pasadas dos semanas del inicio de la cuarentena, me encontraba preocupada porque no había vuelto a llevarle su desayuno, pero un día que salí al estacionamiento nos encontramos justo en la entrada de mi edificio y, desde ahí, cuando venía por estos lados tocaba el intercomunicador o le pedía el favor a alguien que me avisara. Por su fuerte olor, y como duerme en el Centro Asistencial, algunos vecinos muy preocupados me criticaron y me llamaron la atención fuertemente por mi cercanía con la indigente: unos estaban molestos porque nos podía contagiar con el virus y otros por la pestilencia; sin embargo, no dejé de ayudarla, decidí ir todos los días hasta el Seguro Social y así respetar a los vecinos.
Ella me espera en las mañanas muy contenta y Salserín da saltos de alegría porque aprendí a prepararle su comida, para que la señora María desayune completo lo que le llevo sin tener que compartir con su mascotita. Antes sacaba el relleno de la arepa para dárselo y comer ella lo que el perrito dejaba. El sitio donde permanecen se mantiene limpio, recoge las hojas y la basura, y cuando charlamos ella me demuestra confianza, comenta cómo ha pasado el día y la noche, de vez en cuando me solicita algo que necesita, recibe con agrado mi cariño y apoyo, rara vez se queja de algo aunque duerme en el piso en medio del frío y la tempestad, siempre está orando y bendiciendo aunque en ocasiones la encuentro alterada porque otros indigentes le roban algunas de sus poquísimas pertenencias.
Para interceptar la verdad basta con una atención sincera. "La verdad última es como encontrar una cosa bella en nuestro camino: se la ve y se la reconoce, si se está atento. El problema, por tanto, es de atención…". Esa atención es, por tanto, el comienzo de la naturaleza de lo que tenemos ante nosotros. Esta nueva amistad me alegra mucho porque me hace consciente de la misión que tengo como miembro del cuerpo de Cristo, de esa Presencia, dando testimonio y haciendo lo mejor por los demás, especialmente por los más necesitados como la señora María y su Salserín, aunque a veces requiera sacrificio tanto en la preparación como en el traslado de su desayuno, pero la satisfacción de compartir con ellos no tiene precio. Regreso muy feliz y me doy cuenta de que es ella quien me ayuda en mi camino, me ayuda a mirar con conciencia, me enseña a dar lo mejor y sin interés, a hacer el bien, a dar gracias a Dios por lo que tengo: familia, vivienda, alimentos, amistades. A diferencia de gran parte de mi ciudad, tengo casi siempre todos los servicios, y siento que eso me es dado para compartir, me enseña a respetar a los demás, esa se ha hecho mi forma de orar y dar gracias a Dios.
SER HIJOS
Yannely - Duaca
Cuando llega un bebé a un hogar recibes la bendición de Dios, esto me pasó en las vacaciones, sin embargo, a los seis días al bebé se le subió la bilirrubina y hubo que hospitalizarlo en Barquisimeto y sin gasolina para trasladarlo. La angustia fue grande, estando fuera del hospital se acercó una amiga que nos vio allí y me dijo: "Usted es una mujer de fe, así que en lugar de llorar póngase en oración y confíe en Dios". El bebé fue trasladado en la ambulancia, que gracias a Dios tenía gasolina, y mi cuñado sacó litros de gasolina de su carro y se los dio a mi esposo para acompañarlo. En esos días grises en el hospital hacía mi rosario y mis oraciones manteniendo mi conciencia en Dios. Pude ver cómo mi hija mayor compartía no solo su angustia con otras jóvenes madres sino también pañales y comida, además de la compañía, eso me llenaba de amor porque hasta hace un mes ella actuaba como una princesa fría y egocéntrica, pero no sabemos en qué momento vamos a crecer. Gracias a Dios y a su intervención a través de todas las personas del pediátrico, el bebé fue sanando. Siempre le pedí a Dios diciéndole: “si tú no lo haces yo no puedo hacerlo”, sintiendo que lo más importante es saber que como su hija mi relación con Él es a cada instante, como dice el libro en la pág. 118: "…No es el esfuerzo sino la filiación". Sentirme hija de Dios es lo que deseo para mí y para todos.
UNA CONVERSION QUE LLEVA A UNA FRATERNIDAD
Rosángela Parada - Mérida
Para mí este tiempo de pandemia y vacaciones ha significado una verdadera conversión de mi Fe. Partiendo de ese sentido de pertenencia de lo que es Cristo para mí, en ocasiones me he sentido perdida y desorientada, sin nada de significado en las cosas que hago por mí misma, pero siempre ocurre algo que me lleva a levantar la mirada, a tener esa atención hacia Cristo y reencontrarme conmigo gracias a Él, todo eso ha sido posible si en principio me reconozco perdida y necesitada de su Presencia, he sido testigo de cómo Él ha movido mi vida, siempre apuntando a que yo le encuentre, lo viva y fortalezca mi Fe.
En enero tuve que dejar el trabajo donde estaba, porque me ofrecieron otro trabajo mejor pagado, tenía muchas dudas, yo quería permanecer donde trabajaba, me sentía bastante bien, el lugar y el personal eran excelentes, había conseguido grandes amistades y colegas que me ayudaron a crecer profesionalmente. En este trabajo sentía que mi profesión tenía mayor alcance hacia personas más humildes y necesitadas, me sentía completa, todos los días llegaba muy contenta a mi casa, pero por ser un lugar público, el pago era lo único que me generaba inconformidad, nos pagaban bastante mal, a veces pasaba meses sin cobrar nada. Pregunté a varios amigos del Movimiento, incluso a compañeros de trabajo, mi esposo y familia, todos me aconsejaban que me retirara, que, si igual iba a continuar ejerciendo con un mayor sueldo, lo mejor era ir al nuevo trabajo y finalmente acepté.
En el nuevo lugar también estoy muy contenta, y recibo mejores ingresos a pesar de que me redujeron el sueldo a la mitad debido a la pandemia, estoy expuesta como cualquier personal de salud, pero aun así me siento más resguardada, puesto que los pacientes que acuden al laboratorio generalmente lo hacen por otro tipo de patologías; mis compañeros del trabajo anterior han tenido que trabajar con pacientes contagiados con la Covid-19, de haber estado ahí también me habría tocado trabajar con esos pacientes, sería un riesgo para mi hijo de tres años y mi esposo con una enfermedad de base como lo es la Esclerosis Múltiple, y mis demás familiares.
En febrero tuvimos que retirar a nuestro hijo de la guardería donde estaba, porque se encuentra lejos de nuestros trabajos y el costo era muy alto; también me resistía a este cambio. Lo consulté con amigos y familiares, todos me indicaban lo positivo que sería para él cambiar de lugar y lo fácil que sería para nosotros el nuevo sitio. Resultó que Luis Adrián se adaptó bastante bien al nuevo maternal y a sus nuevas profesoras, además nos alivió el manejo de nuestra rutina diaria y no teníamos que cancelar nada. Dos semanas después declararon cuarentena y estuve agradecida de no tener que continuar cancelando la guardería anterior.
Al inicio de la cuarentena me sentí muy desanimada, molesta y resentida por mi afán de hacer entender a mis amigos y familiares la magnitud del peligro que corrían al desobedecer las normas para protegerse del virus, era una lucha de poderes, todos queríamos tener la razón, incluyéndome, todos creíamos tener el conocimiento exacto para todo y los demás estaban errados, esa era mi postura egoísta, me llenaba de rabia e impotencia porque sentía que no me entendían, quería protegerlos, quería demostrarles que me importaban y por eso les decía las cosas. Entonces decidí comenzar a orar por ellos, cosa que pocas veces hacía, oraba por los mismos amigos que me apoyaron cuando no sabía si dejar el trabajo o cambiar de guardería, entendí que para amarlos y protegerlos, yo no tengo que tener la razón, no se trata de mí y mis razones. En principio a aquellos amigos, a mi esposo, y familiares que me ayudaron a ir en dirección opuesta a mi proyecto propio, era lo que me estaba salvando, pude ver gracias a ellos y la oración que “ninguno de nosotros logra por si solo recuperar una mirada verdadera de la realidad”, que ciertamente mi malestar se potencia si busco solo afirmar mis razones.
Como lo expresa el punto dos: La tentación de la afirmación de uno mismo, del capítulo 4, por Graham Greene: “quien está centrado en sí mismo, en su bondad o inteligencia, en su ansia o convencimiento de tener la razón, termina por no percibir ya la realidad”.
Luego de sentirme perdida por las decisiones que estaba tomando, pensaba que lo único que me mantenía adherida a mi realidad no era yo, sino mi Fe, era la certeza de que ese encontrarme con mis amigos aun en la distancia, de obedecer y aceptar lo que ellos me proponían, era para mi bien. Vivir nuestro encuentro en las vacaciones virtuales, el amor por los detalles para que todo saliera bien y la paciencia de ellos aun en lo difícil que era acceder a los encuentros, pienso: ¡Qué grandeza tener amigos y familia que te conecten con tu destino a pesar de que nos resistamos!, abrazar esa mirada que sabe lo que es mejor para el otro y te lo afirma una vez que entiendes la forma que tiene Cristo de amarte a través de ellos. Como lo dice Giussani: “El encuentro que tuvimos, por su propia naturaleza, se convierte con el tiempo en la forma que adquieren todas mis relaciones, la forma verdadera en que miro la naturaleza, en que me miro a mi mismo, a los demás, a todas las cosas”.
Mi conversión en definitiva es una obediencia, es restablecer la conciencia y adherirme al Misterio, ¡cómo deseo adherirme a mi encuentro con los amigos!, y para mí, el mayor “premio”, por así decirlo, es la Fraternidad. Conocí el Movimiento en 2007 cuando estaba comenzando la universidad, y al culminar mis estudios quise inscribirme en la Fraternidad, pero a pesar de mi compromiso, no sentía que mi Fe era lo suficientemente madura como para inscribirme. La belleza de este año, las circunstancias y este Acontecimiento han logrado que mi Fe se renueve y logre la verdadera conversión. Dice Giussani: no solo de la fe como inteligencia, como “percepción de la novedad que hay dentro de nosotros y entre nosotros, sino también como obediencia a esta realidad reconocida, percibida en nosotros y entre nosotros, a esta unidad con el misterio de Cristo que soy yo y sois vosotros, a esta unidad entre vosotros y yo”. Con esta conciencia hice mi inscripción y estoy a la espera de ser aceptada en la fraternidad.
DECIR SÍ: LA COMPAÑÍA Y UN HORIZONTE NUEVO DE VIDA
Rafael Escobar - Caracas
Decir que sí: estaba cansado del semestre y del trabajo, solo quería echarme a no hacer nada y de repente Carlos me propone ser voluntario del Meeting en la última semana. Al principio le iba a decir que no, eran las últimas semanas del semestre y no quería más compromisos, pero Carlos me ha hecho vivir mucho mejor la vida, ¿por qué no iba a confiar en lo que él me decía? Los momentos no se anulan entre sí: vivir la experiencia del Meeting era algo que me maravillaba, me hacía quedarme hablando hasta la madrugada con personas de muchos países sobre la vida y me ponían en modo alegría. Eso no evitaba que tuviera que buscar agua, hacer cola, que se me fuera la luz, que a mis amigos les diera la Covid-19. Aprendí que los momentos buenos no anulan los malos o viceversa, la vida es compleja y aunque estamos tentados a simplificarla (si algo va mal todo está mal), pero la verdad es que no es así, esa diversidad lo que hace es ayudarme a profundizar sobre lo que me hace feliz, sobre lo que me entristece y cómo eso le da sentido a mi vida.
La amistad con la gente del Meeting se ha hecho grande y por eso me han invitado a participar en otros eventos. Quiero traer esto a Venezuela, pero no sé cómo, y entre esa duda me encuentro con las vacaciones online que no me emocionaban para nada pero que me muestran una comunidad que no solo está sobreviviendo, sino que está disfrutando la compañía a pesar de todos los males. Quizás no hacemos muestras, ni reuniones por Zoom sobre arte o temas de actualidad, pero usamos lo poco que tenemos para algo mucho más grande: acompañarnos.
Comenzamos ya el tema del trabajo y la universidad, con un aumento de la matrícula a 1200$ que afecta mucho a mi escuela que está constituida por chamos de familia humilde (educadores al fin), de repente después de toda esta belleza me encuentro al borde de que cierren materias porque la gente no puede pagarlas, que amigos muy queridos dejen de estudiar y que su futuro sea incierto. No niego que estoy triste, molesto y ansioso, pero hay algo en mí que no había antes, la consciencia de que Dios me ha regalado momentos hermosos que yo ni siquiera había imaginado, que me sacó del hambre y de la soledad y me entregó amigos por todo el mundo que me abrazan en la distancia. No sé lo que viene, pero sí sé que no estaré solo en este camino. Es algo que se me hizo más evidente ahora.
LA PERTENENCIA A UN LUGAR, A UNA COMPAÑÍA
Luz Aimara Morales - Caracas
En el 2015, en las vacaciones en Choroní, conocí al Movimiento y me deslumbró por la belleza de sus cantos y de sus gestos, por el cuidado de los detalles, por la fraternidad que se respiraba entre las personas. Todo estaba bien hecho y se notaba la preocupación de todos porque así fuera... Mi mamá y yo nos hacíamos gestos de sorpresa viendo todo aquello porque "estábamos de vacaciones". Recuerdo que el tema de esas vacaciones era algo como "su presencia en la mirada". Esa frase me impactó, porque si para mí Dios estaba siempre cerca, esto era otro nivel. No lo comprendía del todo, pero me emocionaba la idea de solo pensar que así fuera.
Otra cosa que siempre he tenido es una imperiosa necesidad de no perder el tiempo, es algo que me genera estrés, no me gusta la sensación de perder horas y días de vida. Me gusta hacer cosas que considero que son útiles, importantes bien sea para mí o para los demás. Y entonces el Movimiento me presenta a las vacaciones como un tiempo en donde uno se juega la libertad y esto me encantó. Lo que hago en mi tiempo libre son cosas que de verdad me importan porque no impera una obligación o responsabilidad asumida de manera arbitraria, sino que definitivamente tiene que ser algo que deseo y valoro.
Entonces, para mí en este año tan particular, cuando me dijeron que nos íbamos de vacaciones no lo entendí. Es más, me molestó, me dio rabia, sentí que me estaban abandonando y estaba segura de que si yo necesitaba la compañía, habrían muchos más que se sentirían como yo. Estos días son de mucha soledad, desasosiego, incertidumbre, carencias, limitaciones, en fin... fue cuando pensé: ¿además me van a quitar a mis amigos?
Fue entonces cuando decidí activarme y me sentí apoyada cuando Sabrina de una vez se sumó, eso me dio fuerza y confianza. Luego lo planteamos en Diaconía Caracas, en la Ampliada, lo conversamos con los responsables y aun cuando no todos estaban ganados a la idea nos dieron libertad para hacerlo. Eso fue una gran alegría para mí. Era un voto de confianza importante porque sé que los gestos del Movimiento no son cualquier cosa. Luego no dejó de sumarse gente a la propuesta y terminamos teniendo una agenda de actividades para 15 días de vacaciones cosa que ni nosotras teníamos idea que pasaría.
Al leer el capítulo 4 me confrontó el punto que habla de la "tentación de la afirmación de uno mismo". Me daba miedo pensar que lo hubiese hecho solo por imponerme, por exponerme, porque nuestra propuesta se puede ver como ambiciosa teniendo en cuenta lo inédito del asunto. Pero de verdad creo que no fue así, yo vengo del interior y sé lo que duele no tener acceso porque las cosas pasan en Caracas.
Finalmente me encontré con esto, que de hecho lo utilizó Edwin en el último encuentro de "Relajados pero con sentido", que dice: Un encuentro si es totalizador, se traduce en una forma y no solamente en un ámbito nuevo de relaciones: no provoca simplemente una compañía entendida como lugar de relaciones, sino que establece la forma en que estas se conciben y se viven. Si la gente del Movimiento es la gente que me ayuda a vivir distinto, a mirar distinto y amar distinto yo no quiero separarme ni un instante de ellos, por el contrario, mi deseo es a implicarme y conocerlos cada vez más y cualquier excusa para mantener el contacto valdrá la pena porque son sin duda un bien para mí.