Jerusalén, Caracas, Madrid...

Resulta cada vez más evidente para mí la importancia y la necesidad de una presencia, de una “sobreabundancia de Su Presencia”, que se concrete en una forma de vida que me ayude en mi camino.
a cargo de María Rosa de Cárdenas

Gius, Enzo, Chiara, Alejandro...


Querido Gius: Este año en los Ejercicios de la Fraternidad estuvo entre nosotros Sor Chiara Piccinini. Fue un gran esfuerzo para ella venir desde el Monasterio hasta Caracas para pasar el fin de semana a nuestro lado, pero valió la pena porque fue un momento excepcional.


Quería compartir contigo de qué manera tan especial me han impresionado estos Ejercicios, sea por su contenido con las magníficas lecciones de Carrón, sea por los días de convivencia junto a los amigos de la Fraternidad y de manera especial este año con la presencia de Chiara. Resulta cada vez más evidente para mí la importancia y la necesidad de una presencia, de una “sobreabundancia de Su Presencia”, que se concrete en una forma de vida que me ayude en mi camino. Yo estoy felizmente casado y con 3 hijas, pero viendo el testimonio de Chiara les decía a los de mi grupo de Fraternidad, que si yo fuese mujer y más joven al verla a ella y conocer su manera de vivir probablemente hubiese querido seguirla; porque cuando encuentras una persona así de fascinante quieres estar más con ella y hacer poco a poco también tuyas sus certezas y razones para vivir. Es impresionante, viendo también a otros de la comunidad, cómo lo que despierta y ayuda a la persona en su vocación es estar ante una forma de vida así, una persona así. Incluso en mi matrimonio, en mi trabajo y como padre deseo vivir como esta hermana de clausura, porque su conciencia de la realidad es mucho mayor que la mía. Su relación con las personas de la comunidad donde vive es para mí un signo claro de esperanza y de que la felicidad existe y es también para mí. Venezuela vive momentos difíciles en el plano económico y social; aquí reina la violencia, la desesperanza y el nihilismo o radicalismo ideológico, pero gracias a esta compañía en la que vivimos es posible vivir estas circunstancias con esperanza. Partiendo de lo que está, de lo que hemos encontrado, es posible la reconstrucción de un país, es posible sanar tantas heridas y favorecer un encuentro con la gente que permita construir y reconstruir. Cristo es el punto de partida para que pueda existir una unidad en la persona y en un pueblo. Quiero darte las gracias a ti y a Enzo, porque gracias a vosotros Chiara ha podido encontrar su vocación y, de esta forma, ha sido posible para mí y para todos los amigos de Venezuela que hoy en día, tras todos estos años, tengamos signos vivos que son para nosotros la posibilidad de ser felices, de encontrar nuestra vocación y de poder vivir cada circunstancia de manera positiva. Un fuerte abrazo.


Alejandro, Caracas (Venezuela)