Ciudad de México, Fuenlabrada, Mérida...
En el mes de octubre el periódico local de mayor circulación de la ciudad organizó un concurso para niños, en el cual los invitaba a realizar una Noticia de Primera Plana.Ser padre
En el mes de octubre el periódico local de mayor circulación de la ciudad organizó un concurso para niños, en el cual los invitaba a realizar una Noticia de Primera Plana. El tema era la paz y la noticia debería responder a la pregunta: «¿Porqué es necesaria la paz en el mundo?». Desde el principio la invitación resultó muy atractiva, una estupenda oportunidad para trabajar junto a mis dos hijos mayores, Miguel, de 10 años, y Gabriel, de 8, y pensar sobre este tema juntos. Previamente, Gabriela, mi esposa, había discutido con ellos la terrible noticia del asalto en la Escuela de Beslán, lo que me ayudó a que pudiesen comprender el significado de esta experiencia. Estos fueron sus resultados. Miguel escribió una noticia llena de alarma y preocupación: «La paz debe conservarse o el mundo será destruído. En el mundo hay guerras en casi todas partes, por ejemplo: en Rusia, Iraq, Sudán, Sierra Leona, Israel, Colombia... Si estas guerras no terminan se convertirán en la Tercera Guerra Mundial, que significaría la destrucción del mundo. ¡Estamos en emergencia! Necesitamos la paz en el mundo, que haya una tregua eterna entre los países y una verdadera amistad y convivencia». Y Gabriel escribió la suya haciendo referencia al artículo de Vittadini publicado en Huellas: «¡Gran descubrimiento! La cura para la guerra es el perdón. Cuando dos países se molestan comienza la guerra, que es una pelea con armas que causa destrucción y muerte. Pero si se perdonan termina la pelea y comienza la paz, que es cuando los países conviven en amistad y tranquilidad». La tarea como padre que se me hizo evidente a partir de esta experiencia es la de poder brindarles una compañía que les permita confirmar las propuestas por medio de la experiencia, para así, no sentirse alienados. Al cabo de unos días, les expliqué que la paz era como la vida, la podemos reducir a una simple idea y complacer a los demás pero sin conocer su sentido, o bien la podemos asumir plenamente y al hacer esto descubrir que Cristo es su verdadero sentido y como tal nos acompaña y moviliza a través de los rostros más cercanos. Miguel y Gabriel escucharon y con sus rostros me demostraron su confianza. Para las próximas veces, es decir para las innumerables verificaciones que surgen y surgirán en el día a día, le encomiendo a la Santísima Virgen María me ilumine, a mí y a mi esposa, para que esto siga siendo posible, para que nuestros hijos puedan reconocer y adherirse al Sentido concreto de la vida, fuente verdadera de la paz.
José Luis, Mérida (Venezuela)