El sabor de la amistad

El pasado sábado 29 de marzo, llegábamos a Humocaro Alto, pasadas las 12 del mediodía, al Monasterio Nuestra Señora de Coromoto de las Hermanas Trapenses, cuya comunidad monástica han nacido los himnos litúrgicos que don Giussani nos ha enseñado a meditar
Carlos Eduardo, Caracas, (Venezuela)

El sabor de la amistad

El pasado sábado 29 de marzo, llegábamos a Humocaro Alto, pasadas las 12 del mediodía, al Monasterio Nuestra Señora de Coromoto de las Hermanas Trapenses. Teníamos el encuentro con Madre Cristiana (procedente del el monasterio Trapense de Vitorchiano, en cuya comunidad monástica han nacido los himnos litúrgicos que don Giussani nos ha enseñado a meditar, madre Cristiana fue abadesa durante muchos años; actualmente, vive en este monasterio en Venezuela; ndr) para compartir nuestras experiencias a la luz de la intervención de Julián Carrón en la Asamblea General de la CdO en Milán en el pasado mes de noviembre, sobre “Los orígenes de la gratuidad”. La expectativa era grande, para algunos era la primera vez que escucharían y compartirían un momento con Madre Cristiana. A las 3:30 pm vimos llegar, por las estrechas ventanas verticales del locutorio, a Madre Cristiana con su caminar pausado, tranquilo, acomodando la silla en la cual se sentaría para conversar con nosotros. Empezaba así un encuentro hermoso e intenso, que capturó toda nuestra atención con una seriedad y una alegría profundas. Madre Cristiana nos manifestó su profundo agradecimiento, con alegría y sencillez, por nuestra visita. Fue un momento muy educativo, que nos permitió advertir que lo que allí acontecía era algo que rebasaba nuestras previsiones. Madre Cristiana nos preguntó por nuestra experiencias personales y de trabajo. Me impactó mucho cuando conversamos sobre “la amistad operativa” ya que nos permitía enjuiciar lo que hemos venido realizando en Venezuela desde diciembre de 2006: varios amigos que nos hemos juntado, compartiendo un mismo “criterio ideal” a la hora de afrontar nuestras necesidades. No se trata de una amistad en el sentido convencional. Estos amigos me acompañan en el esfuerzo que supone emprender, construir una empresa. Sin ellos, hubiese desistido de crear mi empresa de desarrollo de Software. Con ellos, he aprendido a trabajar con pasión, a hacer las cosas bien, cuidando los detalles, atraído por cómo ellos trabajan, cómo se mueven, y ayudándonos mutuamente a retomar el origen de todo lo que hacemos. Madre Cristiana nos decía que la amistad tiene un sabor a milagro; primero existe, y luego puede ser operativa, capaz de compartir todo lo concreto y ayudándonos siempre a reconocer que somos seres necesitados. Madre Cristiana identificaba en primer lugar la necesidad personal: somos como el mendigo que pide y agradece por todo lo que se le concede; pero también, necesitamos descubrir que todos los demás también están necesitados. Debemos ayudarnos a escuchar, saber escuchar, cuál es la necesidad del otro: necesidad de amistad, de comprensión, de afecto, de compañía. Nunca antes se me había planteado de manera tan clara y contundente el tema de la necesidad del otro, educarnos para reconocer la necesidad del otro. Pero durante este año en la CdO, participando de los encuentros mensuales, en las cenas de Navidad y en otros gestos, me he visto educado en la fidelidad al camino empezado y en la atención a lo que hacen y le pasa a mis amigos, con una tensión firme, dispuesto a acompañarlos, sin pretender dar solución a todo, pero sí a compartir la vida. La sencillez de corazón, indicaba Madre Cristiana, es una premisa para saber escuchar y estar atento a la necesidad del otro. Necesitamos volver a ser como niños, como aquel niño de la Campaña Manos Unidas que participó en el programa El Placer de Leer, que consiste en llevar libros a las escuelas más necesitadas, de los sectores más pobres. Este niño con sencillez reconoció la necesidad de otros de condición socioeconómica inferior, y esto lo remitía a una inevitable gratuidad, a dar gracias por todo lo que ha recibido. El testimonio de Madre Cristiana nos ha relanzado en todo lo que hacemos en el ámbito de la Compañía de las Obras de Venezuela, en nuestras profesiones y en toda nuestra vida, pues nos confirma en el método recibido que es el de seguir.