Lima, Caracas, Madrid...
Quería compartir contigo cómo estos ejercicios me han impresionado de manera especial, sea por su contenido con las impactantes lecciones de Carrón.Con sor Chiara
Querido Gius: Este año en los Ejercicios de la Fraternidad estuvo entre nosotros sor Chiara Piccinini. Fue un gran esfuerzo para ella venir desde el Monasterio de Humocaro hasta Caracas para pasar el fin de semana a nuestro lado, pero ha valido la pena porque ha sido un momento excepcional. Quería compartir contigo cómo estos ejercicios me han impresionado de manera especial, sea por su contenido con las impactantes lecciones de Carrón, sea por los días de convivencia junto a los amigos de la Fraternidad y de manera especial este año con la presencia de Chiara. Resulta cada vez más evidente para mí la importancia y la necesidad de una presencia, de la “sobreabundancia de Su Presencia”, que se concrete en una forma de vida que me ayude en mi camino. Yo estoy felizmente casado y con tres hijas, pero viendo el testimonio de Chiara, les decía a los de mi grupo de Fraternidad que, si yo fuese mujer y más joven, al verla a ella y conocer su manera de vivir probablemente hubiese querido seguirla; porque cuando encuentras una persona así de fascinante quiere estar más con ella y hacer poco a poco también tuyas sus certezas y razones para vivir. Viendo también a otros de la comunidad, es impresionante comprobar cómo lo que despierta y ayuda a la persona en su vocación es estar delante de una forma de vida así, de una persona así. Incluso en mi matrimonio, en mi trabajo y como padre deseo vivir como esta hermana de clausura, porque su conciencia de la realidad es mucho mayor que la mía. Su relación con las personas de la comunidad monástica en la que vive es para mí un signo claro de esperanza y de que la felicidad existe y es posible también para mí. Venezuela vive momentos difíciles a nivel económico y social. Aquí reina la violencia, la desesperanza y el nihilismo o radicalismo ideológico, pero gracias a esta compañía que hemos encontrado es posible vivir estas circunstancias positivamente. Partiendo de lo que está, de lo que hemos encontrado, es posible colaborar en la reconstrucción de un país, es posible sanar tantas heridas y favorecer un encuentro con la gente que permita construir y reconstruir. Cristo es el punto de partida para que pueda existir una unidad en la persona y en un pueblo. Quiero darte las gracias a ti y a Enzo, porque gracias a Uds. Chiara ha podido encontrar su vocación y, de esta forma, ha sido posible para mí y para todos los amigos de Venezuela que hoy en día, luego de todos estos años, tengamos signos vivos que son para nosotros la posibilidad de ser felices, de encontrar nuestra vocación y de poder vivir cada circunstancia de manera positiva.
Alejandro Marius, Caracas (Venezuela)